Hillary Clinton en Iowa, un poco más cerca de los «estadounidenses comunes»

Hillary Clinton en Iowa, un poco más cerca de los «estadounidenses comunes»

Hillary Clinton. Archivo.

MONTICELLO, Estados Unidos.  Hillary Clinton arrancó su campaña rumbo a la Casa Blanca este martes en un pequeño café de Iowa, en pleno corazón de Estados Unidos, donde hace siete años sufrió una aplastante derrota ante Barack Obama, entonces un joven senador.

Vestida con un traje verde, la ex primera dama ordenó en el «Jones Street Coffee House», en Le Claire, este de Iowa, un té ‘masala chai’ después de hablar con los clientes, mientras su equipo aguardaba, en presencia del alcalde de la ciudad, Bob Scannell. Luego se instaló en una de las cuatro mesas de madera del café para hablar con tres personas: un estudiante de la universidad de St.

Ambrose, una madre de familia y el presidente de un grupo demócrata de estudiantes de ciencias políticas de la Universidad de Iowa, sin que se pudiera escuchar el intercambio de ideas. En Monticello, a dos horas y media por carretera de Des Moines, la capital del Estado, y a 1.500 km al oeste de Washington, la exsecretaria de Estado debía continuar el martes este tipo de encuentros, en pequeños comités, con estadounidenses comunes y corrientes.
Estado agrícola de tres millones de habitantes, Iowa ocupa un lugar especial en la geografía e historia política de los estadounidenses: es el escenario de los primeros enfrentamientos para todo candidato a la Casa Blanca. Desde hace décadas, el estado acoge las primeras consultas a los electores para las primarias de los dos grandes partidos.

El resultado no es decisivo en términos aritméticos, pero a menudo marca el tono que seguirá la campaña. La estrategia de Hillary Clinton quedó clara en el video en el que anunció su candidatura: escuchar, pasar el tiempo en el terreno y… tratar de deshacerse de la imagen de ser talentosa para el juego político de la capital federal, pero lejos de las realidades del país. Todos los símbolos fueron cuidadosamente seleccionados.

La candidata tomó la ruta a bordo de una van, con un equipo reforzado por un avión privado. Tras tres décadas en la vida pública, la voluntad de Clinton de mantener un perfil bajo está muy presente.

Después de pagar la cuenta en un restaurante de Maumee, en la afueras de Toledo (Ohio), nadie reaccionó. Fue hasta que recibió una llamada de un periodista del diario The New York Times que el gerente del restaurante reconoció a su célebre cliente, discreta detrás de sus gafas de sol, según muestran los videos de cámaras de vigilancia.

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