Por Eoin Callan
En Washington
Hillary Clinton empezó su carrera por la Casa Blanca con una ventaja amplia sobre sus rivales demócratas por la candidatura demócrata en las elecciones de 2008, de acuerdo con una encuesta publicada el pasado domingo.

La senadora por Nueva York se movió rápido para endurecer su posición sobre la guerra en Irak, mientras buscaba agudizar sus diferencias con el presidente George W. Bush y desviar los retos de Barack Obama, el senador por Illinois, que ocupa el cargo por primera vez, su rival más cercano.

En una encuesta del Washington Post, la señora Clinton está respaldada por 41% de los demócratas entrevistados, más del doble del 17% de Obama.

La ex primera dama se espera que encabece las primeras rondas decisivas de recaudación de fondos del populoso campo de los aspirantes demócratas –a los que se unió el fin de semana Bill Richardson, gobernador de Nuevo México–, a pesar del registro problemático tanto en la política exterior como la interna.

Clinton abogó por la retirada de de las tropas estadounidenses de Bagdad y el fin eventual de la ocupación de Irak, que ella misma respaldó en 2002, al votar a favor de una resolución que autorizaba una invasión.

Dijo no tener “fe“ en Nouri al-Maliki, el primer ministro iraquí. mientras se mantenía delante de sus colegas del Senado con el respaldo de una resolución vinculante orientada a detener el flujo de financiamiento hacia Bagdad.

Otra resolución bipartita que critica la decisión de Bush de enviar 21,500 soldados más a Iraq no sería obligatoria, mientras que la resolución de Clinton impondría un tope congresual a los niveles existentes de tropas de Estados Unidos, que en la actualidad asciende a 132,000.

La mayor deuda de Clinton sobre política interna está en su asociación con las fracasadas reformas de la atención a la salud bajo la administración de su esposo.

Es probable que el  “Healthcare” se convierta en un problema definitorio en la campaña presidencial de 2008. en la medida que el costo de la atención a la salud supere la inflación u los empleadores de EEUU compensen los beneficios que ellos pagan a su fuerza de trabajo.

La atención a la salud es un tema no bien acogido por los contendientes por la presidencia de ambos partidos, que se ven confrontados por dilemas ideológicos y fiscales a la hora de formular políticas que aborden el problema de los estadounidenses no asegurados.

Sin embargo, el tema se está haciendo inevitable mientras se esperaba que Bush aprovechara su alocución de anoche para introducir una legislación que utilizara los incrementos en los impuestos para algunos trabajadores cuyos planes de salud cuestan más que el promedio nacional para financiar exenciones de impuestos para los que no tienen seguros.
VERSION IVAN PEREZ CARRION