En verdad es que en la vida suceden cosas que por más vueltas que se les den resultan ser inexplicables, como es el caso del negocio del juego deporte de las carreras de caballos en la República Dominicana, del que dependen varios miles de personas que su sustento proviene de esa actividad, y que ya cumplidos los tres meses de haberse suspendido el espectáculo sigue sin solución llenando de penurias, no solamente a los que dependen del evento, sino a los miles de fanáticos que han seguido al llamado deporte de los reyes, por más de 69 años siendo los sostenedores del evento mediante sus aportaciones, tanto a la jugada de Pool, como al menú de Banca, los cuales se preguntan ¿Porqué sigue en el limbo nuestra hípica?.

Como es posible, que al superior Gobierno, quién es que nombra, mediante decreto, el organismo oficial que regula la actividad hípica, como así también el administrador del hipódromo V Centenario, después de haberse dejado sin efectos los contratos de licitación de las dos empresas que administraron el parque de carrera, no halla resuelto tan lamentable situación. La paralización de las carreras afecta económicamente a más de tres mil empleados que dependen de una manera u otra, en el desarrollo de las carreras en el V Centenario.

Se ven afectados los jinetes, los dueños de caballos, los entrenadores, las bancas,  los negocios que venden alimentos, además de los doctores que atienden  a los ejemplares luego de correr.