Una música militar colocada a la derecha del palco del jurado tocaba piezas escogidas en los intermedios de carrera a carrera, y durante estos, se hacía servir un variado refresco dispuesto con elegancia y excesiva galantería por los señores de la Sociedad Económica, para las señoras y los caballeros que gustasen.
Si las carreras de caballos en la Capital de Puerto Rico por los días de San Juan, San Pedro y Santiago siguen siendo como la primera y de que tratamos, podrá decirse, con razón e imparcialidad, que estando a nivel de las que se efectúan en varias capitales de Europa, son de las mejores y más acertadamente dirigidas. La también entendida disposición de no permitir que opten a los premios de los años venideros los caballos que lo han merecido en este, hará a los aficionados esmerarse en adiestrar otros nuevos, y a los criadores afanarse por ofrecer a aquellos buenos animales.