Cuando fue inaugurado el desaparecido Hipódromo Perla Antillana, un 22 de febrero del 1944, todos los ejemplares que participaron en las cinco (5) competencias, y en las carteleras subsiguientes, pertenecían a la empresa que administraba dicho redondel, y las blusas todas eran iguales, pero cuando se iniciaron las Cuadras, las que posteriormente se llamaron establos, cada propietario tenía que registrar los colores que los representaría en la Comisión Hípica Nacional pagando un valor de RD$2.00. Después de un largo tiempo surgió la idea de ponerle a cada número un color, dizque para que el fanático pudiera identificar la posición.