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En mi empolvada memoria no recuerdo si leí o alguien me dijo que en el haras de cría y recría de la reina Isabel II de Inglaterra no se efectúan subastas, sino que los productos son vendidos personalmente, y, que cuando se le informa a la reina de que hay alguien interesado en un potro o potranca, ella hace la siguiente pregunta ¿Quién lo va a comprar y quien lo va a domar?
Si los nombres son desconocidos para ella, como auténticos hípicos, le dice al intermediario que no se le venden.
El motivo que induce a la reina para actuar de esa manera es porque un potro o potranca mal donado muy difícilmente podrá ser un buen corredor, por tanto cuando se les da una doma adecuada, jamás dará dificultades tanto a entrenador como al jinete, ya que un producto para poder rendir a plenitud su fuerza locomotora, la doma es la parte más importante para un noble bruto de carrera y, la parte más importante como competidor. De ahí que de la doma de un pura sangre de carrera depende su habilidad como competidor. Los lectores disfrutan estos temas.