(7 DE 8)
El caballo berberisco, integrante de la raza africana, también denominada mongólica o berberisca, se diferenciaba del árabe, con el que tenía algunas características comunes, por su perfil convexo y medidas transversales más reducidas en el ancho de la frente, pecho, tórax, lomo y dorso. Esas medidas eran más alargadas en sus dimensiones longitudinales en la cara y cabeza, altura y profundidad del tórax.
El cuello derecho, casi recto su espalda más vertical, el riñón levantado o ligeramente convexo, grupa semioblícua y caída, con la cola de inserción baja, acentuaban su diferenciación con el árabe.
Sus miembros más extensos, de aplomo más toscos y una mayor alzada contribuían a al desemejanza expuestas.
El caballo berberisco menos nervioso que el árabe, era más vigoroso y especialmente apto para la lucha. Aunque menos armónico y carente de la gran belleza del caballo árabe, lo superaba en fuerza y resistencia.
Tales actitudes, unida a su gran velocidad, explican su constante éxito en las competencias hípicas de la antigüedad.
Desde el norte de Africa, su lugar de origen, el caballo berberico se expandió notablemente. Los caballos son de calidad.