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Cuando la identificación computarizada se haga más popular, un policía podrá detener a un sospechoso y llamar a un veterinario local, el qué podrá traer su equipo para ordenar las castañas del caballo en cuestión. Esta máquina convertirá la orden en una serie de pitidos y tonos, que a su vez serán gravadas y transmitidas por medio de un teléfono común y corriente al banco maestro en Colorado. La computadora en el extremo receptor traduce los sonidos que está recibiendo a datos y en segundo el veterinario recibe la información de que si el caballo que se está tratando de identificar es el que se dice. Con este método ya ha desaparecido el peligro de tener a un caballo equivocado y de irritar y ofender a caballistas honrados, o de dejar ir a un culpable y despertar la ira del denunciante, cuando se trata de un abigeo que se ha llevado un campeón que vale 30,000 dólares. En la República Dominicana, lamentablemente –que nosotros estemos enterado- se está aplicando ningún tipo de marca a los pura sangre nativos; que no sean sus señales particulares, tal y como establece la letra b) del articulo VII del primer Reglamento del Stub Book Dominicano puesto en vigencia por Resolución No.24/84.