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Aunque la estructura estética del berberisco desmerecía al lado del hermoso caballo árabe. En cambio como animal acostumbrado a zonas desérticas, no tenía rival. Era practicamente el mismo caballo númida con el cual Anibal hizo la campaña de Italia y logró franquear los Alpes. También Escipion tuvo que contar con caballerías númida para batir a los cartagineses. Mucha de la caballería sarracena que invadió a España, iba montada en esta raza de equinos. Aún hoy el caballo berberisco es insustituible en los desiertos africanos por la sobriedad, resistencia y docilidad que le caracteriza. Siempre existió tendencia a confundir el caballo español con el árabe, lo cual en cierta forma era natural, ya que éste tuvo marcada incidencia en la raza ibérica. En concreto, le evolución del caballo americano no pudo sustraerse a su origen español y la influencia de la raza berberisca. Sin embargo las características heredadas paulatinamente se vieron afectadas por la acción del tiempo, factores de suelo, clima y pastura, todos ellos inherentes a la naturaleza y el inevitable proceso degenerativo provocado por el abuso de la consanguinidad. Pero retornando a la conquista. A poco de ver ese “extraño” animal, los naturales de América tuvieron.