Hípica por dentro: “CUANDO ROMPIMOS LAS CADENAS DEL COLONIALISMO”

Hípica por dentro:  “CUANDO ROMPIMOS LAS CADENAS DEL COLONIALISMO”

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Cuando los caballos empezaron a volar, haciendo realidad las fantasías del mitológico pegaso. Gracias a ellos, el hipódromo Laurel, de Martyland, convirtió la carrera internacional en intercontinental. En 1952 instituyó el ya citado Washington, D.C. Internacional, cada mes de noviembre. Bruno Pagliai, el visionario promotor que hizo realidad el hipódromo de las América en la ciudad de México, en 1943, apoyado decisivamente por el entonces presidente Ávila Camacho, soñaba con instituir el Handicap de las Américas como un clásico continental.
El ambicioso proyecto no se llevó a cabo. La verdad es que por esa época las carreras de caballos pura-sangre apenas renacían en la Antigua Tenochtitian y en el Caribe, y todavía no estábamos preparados para afrontar empresas de ese calibre. Sin embargo, a pesar de sus casi dos siglos de existencia, la competencia internacional de caballos nunca ha tenido la formalidad de ser –un compromiso entre países-. El primer evento, y el único de esa índole en todo el mundo, es el Clásico Internacional del Caribe, el cual fue realizado por primera vez, en el año de 1966.

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