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Inexplicablemente, las Comisiones Hípicas, posteriores al 1968, ignoraron que era un deber de ese organismo oficial, llevar los libros de registro y estirpes de los caballos pura sangre de carreras nacidos en el país, tal y como lo consignaba el Articulo 11 del Reglamento Hípico No. 6647, de aquel entonces.
Merece una recordación especial a un hombre que dedicó su valioso tiempo a la crianza del pura sangre de carreras en la República Dominicana. Se trata de quién en vida se llamó “Carlos Adolfo Pérez Rícart, quién fuera el propietario del Haras La Ponderosa, quien quién continuó, a partir del año de 1961, con la crianza del pura sangre de carreras nativos obteniendo parte de la yeguada que pertenecían al Haras Radhamés. Este hombre fue el padre de la crianza de la segunda etapa de dicha actividad en el país, y trazó pautas para que los criadores se adentraran en la difícil de la crianza. Ya en la década de los 80, unas 25 0 30 Haras de crías fueron establecidas en todo el territorio nacional usando todos los tipo de adelantos, técnicas, metodologías.