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Definir supremacías entre los mejores jinetes, que son o han sido entre todos lo espectáculo hípicos del mundo, es tarea vana y, en definitiva, imposible. Sin embargo, pudieran tenderse entre ellos, algunas líneas de comparación y encontrar puntos o bases de comparación. “IRINEO LEGUISAMO”, escapa a esa posibilidad. Durante sus largos años de actuación estuvo entre los mejores del mundo; pero por singularidad de factores que rodearon su paso por las pistas y por su propia personalidad le cabe a él un calificativo muy especial, el de “Jinete Incomparable”, en la propia literalidad de tal adjetivo. Actuó casi exclusivamente en los hipódromos del Rio de la Plata –especialmente en el hipódromo argentino de “Palermo”, en su época de mayor auge y en años donde las reuniones de carreras pasaban raramente de dos por semana, y con un máximo de 8 a 9 competencias por tardes. Tuvo como rivales a otros extraordinarios jockeys, que actuaban en Buenos Aires, y esporádicamente en Montevideo, entre ellos.