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La guardia de honor de los emperadores montaba caballos ibéricos y se estimaban a los sarracenos superables jinetes montados en insuperables caballo. Salvo contadas excepciones, el bárbaro era esencialmente jinete y además poseía una abundancia increíble de yeguarizos, lo que explica las migraciones de pueblos enteros de alrededor del mundo romano. Era el sumiso caballejo mongol que facilitaba el desplazamiento de enorme masas humanas desde la entrañas de Asia hacia los Balcanes hasta alcanzar casi el Atlántico. Cuando los unos emprendieron su marcha hacia el Oeste, Álamos, Vándalos, Codos y otros pueblos más invadieron resueltamente el mundo occidental para salvarse de un enemigo tan terrible que se decía nacidos de brumas. La vida del extraordinario “Alejandro Magno” (363-323 a C) intrépido y belicoso rey de los macedonios, que tuvo como preceptor a Aristóteles, y extendió los límites de su reino hasta llegar a la India. Increíble campaña duró doce años, llenos de aventuras, anécdotas y dificultades, fundó más de 70 ciudades, entre ellas Alejandría y Kandajar.