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Miguel Amparo, como pintor fue el encargado de pintar la primera pizarra que se instaló al frente del Grand Stand, en el desparecido hipódromo, en la que se figuraban a mano, los montos jugados por los fanáticos en cada carrera, como así también los cambios de jinetes y de aperos, naturalmente los dividendos correspondientes. Cada vez que había que revivir los colores de dicha pizarra, el artista del pincel era Miguel Amparo.
Cuando en el año de 1983, nos visitó El Papa Juan Pablo II, la ceremonia religiosa se efectuó en las instalaciones del viejo hipódromo, siendo nosotros presidente de la Comisión Hípica Nacional; para tan importante evento se tuvo que acondicionar el parque de carrera, lo que motivó el desmantelamiento de la pizarra, y la suspensión de las carteleras hípicas. Después de finalizado todo el evento de la visita de su eminencia papal, se procedió a la construcción de una nueva.