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Durante años se fracasó en el intento de concretar un sistema eficiente para establecer correctamente, en forma práctica, la genealogía de los ejemplares destinados a la reproducción, determinando su descendencia e identificación.
Los libros y las anotaciones utilizados por los criadores, la documentación correspondiente a transacciones o importaciones de caballos y las crónicas referentes a su actuación en las competencias hípicas, constituyeron los únicos sementales utilizables para posibilitar actividades en las que ya se insinuaba su importancia y gravitación económica.
Se advertía, no obstante, que todos esos elementos, muchas veces imperfectos, estaban lejos de reunir las condiciones de seguridad, centralización y funcionalidad requerida.
La formidable idea de Guillermo de Orange y el éxito creciente hizo aún más necesario contar con un Stud Book general que además de facilitar la actitud del criador, asegurara la identidad de los caballos que actúan en las pruebas disputadas en los hipódromos.
Esta columna es para los amables lectores que gustan de conocer todas las actividades que se llevan a cabo relacionadas con las carreras de caballos a nivel en todas las naciones del mundo.