Cuando nosotros fungíamos como presidente de la honorable Comisión Hípica Nacional, en la década de los años 80´, tratamos por todos los medios que el Reglamento Hípico No.6647, que reglamentaba toda las actividades hípica de aquel entonces en la República Dominicana, se cumpliera en todas su vertientes, de ahí era que cuando surgía cualquiera desavenencia entre cualquiera de los entes que incursionaban en el juego deporte de las carreras de caballos, se dirigían al organismo oficial, con el grito de vamos donde Luis El Leyista.
Decir como grito de batalla, vamos donde Luis “El LEYISTA”, se popularizó en el desaparecido hipódromo Perla Antillana, porque sabían que las decisiones tomadas por nosotros y los demás miembros que componían el organismo oficial, siempre estaban apegadas a los artículos establecidos en el mencionado Reglamento No.6647, de ahí como nosotros éramos la máxima autoridad a nosotros así nos mantienen con ese apelativo que aún se mantienes entres los hípicos. Esta columna es para recordar el pasado en las actividades hípica la forma de manejar.