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Volviendo a la realidad, cabe reconocer que antiguamente donde el caballo sirvió mejor a su dueño, fue en la guerra. En la China de varios milenios antes de Cristo, se habla del arma de caballería. Lo común entre los pueblos antiguos, era uncirlo al carro de guerra y de ello la biblia habla continuamente. Los carros de combate de los asirios sembraban el terror por todo el Cercano Oriente. Los egipcios que conocieron el caballo, según se dice, por medio de los pastores hiksos, tuvieron un enorme ejército de carros. Griegos, británicos, etc. Peleaban también con ese medio.
Aunque existian la documentación de grandes jinetes entre los pueblos antiguos, se debe a los griegos el comienzo de la hermosa historia de los jinetes famosos y de la equitación. Los mismos centauros (aunque quiere decir “picadores de toros”) no serían otra cosa en efecto que la identificación de los rústicos pastores a caballos desalianos, los primeros jinetes que aparecieron ante los ojos de los griegos y que tomaron por hombres-caballos lo mismo que los chinos a los ting-lins del Norte tan famosos.