(1 de 3)
Cuando muere un ejemplar que por mucho tiempo ha sido un favorito de la gran familia hípica, causa un profundo pesar por su lamentable desaparición, debido a que se trata de uno de sus ídolos.
Así sucedió cuando en plena pista, al final de una competencia, la cual partió del poste de los 1400 metros, escenificada un primero de noviembre del 1947, murió el pura de carrera de nombre “CESAR”, al finalizar la competencia en el desaparecido hipódromo Perla Antillana, en aquella lamentable tarde.
El lamentable accidente en el que murió el ejemplar César, fue representante de la cuadra del señor Manuel de Moya Alonso, por mucho tiempo, pero a la hora de su muerte, participaba a nombre de La Empresa.
Su muerte sucedió en la última competencia de la cartelera oficial, de aquella lamentable tarde, en la que participaban los mejores ejemplares de aquel entonces, tales como Dicayagua y Adorante, los cuales eran de los ases de aquella época.
César, que era uno de los mejores importados, falleció después de haber cruzado el espejo cayendo fulminado por asfixia, tal y como determinó el veterinario oficial.
Fue un hecho lamentable.