Hípica por Dentro. Luis Márquez

Hípica por Dentro. Luis Márquez

“LOS CASCOS DE LOS CABALLOS EN LAS LLANURAS” (3 DE 6)
En 1540 Francisco Vásquez de Coronado, con 260 jinetes, cruzó el río grande en dirección al norte, en una expedición se extraviaron muchos caballos, y muy bien pueden haber sido estos los que dieron origen a los caballos salvajes norteamericanos. Si el caballo –una raza apta para vivir en el nuevo medio, desde luego-, no hubiera llegado al oeste ni se hubiese multiplicado con la abundancia con que se multiplicó, antes de que allí llegaran los colonizadores, el oeste no podía haber sido lo que fue.
La mayor parte de su prosperidad económica y el puesto que ocupa en el arte y en la literatura de los Estados Unidos se lo debe al caballo, a ese caballo que llegó con los españoles y que conquistó un imperio que los españoles no pudieron conquistar. Era este el mismo caballo de los fenicios y los árabes aunque con ligeros cambios. Abandonado a su propios recursos en los ardientes arenales del sudoeste norteamericano donde el pasto y el agua escaseaban, el ágil y vigoroso animal de fina sangre arabeberrisca se convirtió al poco tiempo en el más hermoso de los caballos.

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