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El caballo árabe típico tiene la cabeza cuneiforme; nariz chica, cara aplanada, quijadas anchas y profundas; ojos de baja inserción muy separados, cerca de la cabeza; una capacidad encefálica relativamente amplia; una vértebra lumbar menos que la mayoría de los otros caballos, dándole un lomo corto para carga; una o dos vértebras menos en la cola, que está colocada en un muslo y es aportada de manera vistosa; las costillas están dispuestas profundamente separadas; la rodilla, el corvejón, el tendón y el casco son grandes; huesos gruesos; la capacidad estomacal es pequeña, de poco requerimiento alimenticio y con habilidad para asimilar alimentos ásperos; y en el semental, una potencia marcada.
Por general el caballo árabe en acción solo demuestra los aires del paso, trote y galope. La alzada usual es de 1.40 a 1.50 metros y el peso de 800 a 1000 libras (363 a 453 Kg.