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Paralizado el progreso del elevage en Japón a partir de 1939, reinició etapas constructivas al finalizar la guerra de 1945. La reactivación del turf local motivó la necesidad de disponer de crecientes número de caballos para la competencia hípica y como consecuencia de ello se incrementó notablemente la cría de pura sangre de carrera y del anglo-árabe. En 1955 los nacimientos totalizaron 660 pura sangre de carrera en las haras de Japón, mientras el número de los anglo-árabes alcanzaba 1,076.
La evolución ulterior fue intensa, hasta el punto que transcurridos otros diez años, 1965, los nacimientos registrados totalizaban 2,165 ejemplares y los de anglo-árabes 2472. En la actualidad, y ello pone de manifiesto la importancia del elevage del Japón, en los establecimientos de cría locales existen aproximadamente 500 sementales y 14,000 yeguas madres, con lo que se lograban unos 7,500 nacimientos en 1975. Como puede apreciarse, en los treinta años transcurridos desde la terminación de la guerra mundial, hasta el año de 1975, el elevage Japonés se constituyó en uno de los más importantes del mundo, gracias el empeño y la dedicación de todos los entes que inciden en el negocio del juego deporte de las carreras de caballos.