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En el primer combate serio que Hernán Cortés trabo con los aborígenes en la conquista de las tierras que hoy son México, fue la repentina aparición de los caballos lo que le dio la victoria en una situación ya desastrosa. De hecho, ese triunfo le abrió el camino hacia la Gran Tenochtitlan y su victoria total sobre el imperio de Moctezuma. Aunque con el tiempo los indios irían perdiendo el miedo al noble equino y se transformarían en jinetes tan intrépidos como insuperables, el hombre blanco pudo dominarlos siempre gracias al caballo. América es un continente conquistado por jinetes, y nada tiene de particular, pues, que sea la patria de los más famosos del mundo. Mientras en Europa este animal constituyó a la larga casi un privilegio de casta y una necesidad militar, al continente americano le significó una fuente de riqueza incalculable y no sólo esto, hasta su fuerza.