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¿Románticos? Si. Pero también prácticos. Don Quijote y Sancho Panza galopando juntos. Comprendimos que el intercambio era indispensable para valorar lo que teníamos y lo que nos hacía falta. Ningún país, en ningún renglón, puede progresar encerrándose en si mismo, como una ostra. Cuando el avestruz mete la cabeza en un hoyo, no elimina la existencia del mundo elemental, mi querido Watson. La idea primordial era mejorar la crianza de las hípicas particularmente. Pero también se pensó que el clásico sería el lazo idóneo entre las personas involucradas en la competencia.Era necesario que se estrechara el intercambio de ideas y objetivos entre criadores, propietarios de caballos, directivos, funcionarios, periodistas especializados, jockeys, entrenadores etc. Y así ha sido. Cada año se ha fortalecido nexos y se han establecido normas más prácticas y efectivas para lograr su permanencia. El Clásico del Caribe, nació en el siglo XX, y nace con dos valiosos atributos; la espontaneidad y la sinceridad. Mucho se ha discutido sobre la paternidad del evento. El tema es desde luego apasionante. Pero lo real, lo importante, es su creación, su permanencia, los indiscutibles beneficios que ha derramado en los países miembros.