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En Julio del 1964 “Komsomolskaia Pravda”, órgano de la Liga de la juventud Comunista, denunció que había ranchos en las carreras de Moscú. Mírenlos que nerviosos parece estar los Jockey –decía-. Mueven los brazos, sacude la cabeza, palmean la cola… Todas estas son señas convenidas. Hacen perder a los favoritos. Se descubrió, un lio de éstos porque uno de los complicados en la “Trenza” se peleo con los otros y lo estafó. La revista criticaba todo el principio del juego por dinero que, según ella, es contrario al deporte. Decía que las carreristas se hacen viciosos, indiferentes a las grandes emociones nacionales, que el día que Yuri Gararin volvió a tierra despues del primer vuelo humano en satélite todo el país hirvió de entusiasmo, pero en el hipódromo de Moscú no había pasado nada; -solo carreras como siempre. Y bueno, es política oficial.
El primero de mayo, día de los trabajadores –fiesta grande en Rusia- las carreras se desarrollaron como si tal cosa. Qué se va hacer, viejo (digámosle a los jóvenes), la solución no consiste en suprimir el juego sino en purificar su práctica. Si ustedes gustan del deporte hípico reconozcan que esa ayuda es necesaria.
¿No se habló de introducir las apuestas en los concursos de saltos no sé sí se ha hecho después? En ese país es un deporte no profesional.
El dinero es un incentivo, pero la causa verdadera de que subsista el hipódromo de Moscú no es el juego, sino la afición al caballo, que es natural en el hombre.
La columna es para que los lectores se enteren de la hípica de Rusia, la cual lleva muchos años con hipódromos modernos para las carreras y los diferentes clásicos hípico.