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No obstante a que en la época de referencia, de la primera entrega, cuando éramos presidente de la Comisión Hípica Nacional, en la época del Hipódromo Perla Antillana, sobre la entrega de un 2% para la compra de ejemplares pura sangre de carrera, a pesar que existía un población caballar de más de mil (1000) ejemplares aptos para la competición debido a que –en aquel entonces- existían en todo el país unas 30 haras de crías que producían más de 200 productos entre potros y potrancas anualmente, que aumentaban la población caballar. También hay que consignar, las importaciones de ejemplares que realizaban varias personas, tanto de Puerto Rico, -mayormente-, y de los Estados Unidos, de ahí que la población caballar para las tres carteleras que se presentaban semanalmente, no tenían ningún tipo de problema para su realización, de ahí, que la preocupación de las autoridades hípica de la época, de mantener la cantidad necesaria de ejemplares, reponiendo los que dejaban de participar por muerte o lesiones.