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Alejandro, héroe máximo de Grecia fue un gran jinete y desde su juventud causó admiración por el dominio que ejercía sobre los caballos más indómitos. Bucéfalo utilizado por Alejandro en todas sus campañas, según comentarios de Arriano no hubiera podido ser dominado por otro jinete.
Las anécdotas o leyendas sobre Bucéfalo abundan y hacen referencia a la ciudad que se edificó con su nombre y en su memoria cuando Alejandro murió en la India Central.
Si Grecia no se destacó en la cría, lo hizo en cambio con respecto a las carreras de caballos, que se organizó sobre la base de características y modalidades hasta entonces desconocidas.
La inclusión de ese tipo de competencias en los juegos olímpicos les dio gran jerarquía y el último de cada olimpiada, que les estaba totalmente dedicado, del estadio se pasaba al hipódromo, que contaba con una pista de aproximadamente ochocientos metros. Dos graderías paralelas a la pista y una circular que cerraba uno de sus extremos permitían seguir el espectáculo en todo su detalle.