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Los dos rivales, compartiendo el mismo sudor, antes el delirio del público, recorrieron los últimos trescientos metros con la firme determinación, ambos de no rendirse antes la cobardía del cansancio. Al cruzar la raya final, en el oscilar de la cabeza “Mouchette”, puso media cabeza de ventaja a su favor.
El gran premio general del clásico “Pueyrredon”, del 1912, para las estadísticas fue ganado por “Mouchette”, pero para los que tuvieron la fortuna de presenciar aquella epopeya hípica, el gran triunfador fue el elevage argentino que, con esos dos colosos llenos de clase y coraje, alertaban al mundo sobre una crianza que poco tardaría en adquirir relevancia internacional.
Es importante recordar, que el periodo del monarca “Carlos II”, debe recordarse cómo la época en que el turf y elevage comienza a clarificarse saliendo de las tinieblas en que la envolvieron las misteriosas actividades especulativas del principio y, muy pronto después de adquisición del espléndido lote importado de Oriente por el soberano, y raíz de la intervención mejorada por “Derby Arabian” y “Byerly”, y el “Godolphin Bar”, las actividades de la hípica, la actividades de la crianza, del caballo de carrera se extendió por todo el mundo, que gusta la hípica.