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Hasta su domesticación el hombre persiguió al caballo para obtener carne, con la que se alimentaba y elemento que lo protegían del frío, la lluvia y otras inclemencias de la naturaleza. Producida su domesticación en el Asia central unos cinco mil años antes de nuestra era, fue inicialmente utilizado para el trasporte y el trabajo primitivo. Cuando el hombre advirtió la posibilidad de montarlo, su empleo fue decisivo para sus constantes desplazamiento, la persecución de otros animales y la lucha entre tribus o pueblos. Los arios, que del Asia emigraron hacia Occidentes, contribuyeron a la expansión del caballo e hicieron conocer su domesticación a innumerables pueblos de la más remota antigüedad. Desde entonces, ininterrumpidamente, el caballo asumió progresiva importancia, y reunido en gran número, desarrollando sus condiciones, constituyó permanente preocupación del hombre por las ventajas .