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Arrasando sus tierras, los indios chilenos querían vencer a los invasores por hambre.
Más Valdivia y un puñado de hombres sobrevivieron cultivando con sus manos los pocos metros cuadrados de tierra que podían guardar a la vista de días y noche hasta el tiempo de la cosecha.
Como Cortés, también Pedro Valdivia se hizo seguir por un herrero con su fragua.
Así que pudo darle a Monroy cuando los envío por refuerzos, estribos de repuesto y cuatro herradura por cada jinete que lo acompañaba.
Monroy cayó en una emboscada más salvó el pellejo prometiendo ensañar montar a caballo al jefe araucano que le capturó.
Valdivia, caballero ejemplar y jinete por los cuatro costados murió en su ley. Pudo salvarse, pero peleó solo contra los araucanos hasta el agotamiento. Lo apresaron, lo arrastraron por los pies hasta su toldería y allí le destrozaron la cabeza.
Unos años antes que Valdivia iniciara su expedición a Chile, más precisamente en 1535, Pedro de Mendoza salía de España y arribaba a orillas del río de la plata, fundó Buenos Aires. Los lectores de esta columna disfrutan de los datos que ofrecemos sobre el tema.