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Durante siglo el hombre ha soñado con entrometerse con la creación de la vida o con alterar, en alguna forma, sus orígenes.
El lado oscuro del folclor judío habla del golem, un hombre sobrenatural creado por el hombre con las ayuda de los poderes más siniestro del universos.
Los científicos del siglo XVII explotaron los misterios de la generación espontánea de la vida, y el autor del siglo XIX, Mary Shelley escribió el cuento, un favorito y escalofriante, de Frankenstein, quien creo un hombre-monstruo al entrar a la profundidades de su práctica.
Aún en los tiempos modernos, la publicación del “bebé de probeta” se enfrenta con la vieja creencia de los siglos que se refiere a que ese poder no está en manos de los poderes de la humanidad.
En la industria animal, los experimentos en las prácticas de cruzas son menos siniestros y no se enfrentan con el escepticismo del siglo XIX, pero la falta de educación, preocupaciones económicas y aflicciones por el mantenimiento de la integridad de las razas son los grandes obstáculos que impiden el progreso de las técnicas de cruzas del ganado.
Esta columna es para el disfrute de los fanáticos de la hípica que siempre quieren los detalles.