Faltando pocas semanas para la gran cita con el destino dominicano, el próximo 20 de mayo, con las elecciones presidenciales de esa fecha, el pueblo dominicano solo tiene dos opciones para enfrentar por vía institucional la terrible realidad que enfrenta en la actualidad.

Nuestro país está secuestrado por un grupo que controla a su antojo todos los poderes del Estado, los que utiliza para enriquecerse con el mayor cinismo, hipotecando el futuro de la nación con empréstitos que tendrán que pagar hasta nuestros nietos, mientras a las grandes mayorías les falta de todo: empleo, educación, alimentación, salud, vivienda, justicia, ambiente sano, empleo, seguridad, transporte, energía y otros servicios.

La corrupción y la dilapidación de fondos públicos, que ahora se exporta a Haití, con su gran potencial conflictivo de imprevisibles consecuencias, por contratos  gigantescos grado a grado con  fondos internacionales, hacen más urgente este cambio. En esas condiciones, la única alternativa  que hay frente a las elecciones es votar para reelegir la  continuidad de este desastre, encarnado en el binomio Danilo Medina-Margarita Fernández, con las mismas personas que lo han regenteado, manteniendo a la mitad de nuestra población por debajo de la línea de pobreza y a otro 40% pasando grandes dificultades; o bien apoyar a Hipólito y Luis, que significan el verdadero cambio hacia  condiciones para que las nuevas generaciones puedan disfrutar de oportunidades de alcanzar las metas de bienestar y democracia que hoy se le niegan, en un país que bien organizado pueden disfrutar todos los dominicanos.

Frente a la amenaza de una dictadura de partido, creadora de miseria colectiva, negadora de los derechos democráticos que hoy padecemos y amenaza agudizarse, se alzará triunfante el próximo 20 de mayo la candidatura de Hipólito Mejía, con  un gran frente nacional contra el despotismo y el atraso socio-económico del pueblo dominicano. Cada ciudadano dominicano está en el deber de contribuir para que al finalizar estas jornadas, emerja un gobierno que se ponga al servicio de una cruzada por la regeneración y el progreso del pueblo dominicano, pero para todos, sin exclusiones, privilegios irritantes y corrupción, como los que ahora patrocina el Partido de la Liberación Dominicana.

La juventud, la mujer, los profesionales, los empresarios; los agricultores, los trabajadores y los marginados; van a expulsar del gobierno al gas morado que está  envenenando el ambiente dominicano, para construir un verdadero progreso para todos.

Ante la corrupción galopante de la maquinaria gubernamental, que pretende reelegirse a través del binomio Danilo-Margarita,  se impone la unidad de acción, en torno a alguien como Hipólito Mejía, quien por su experiencia, edad,  la Constitución y su propia convicción, dice que no pretenderá reelegirse y por lo tanto trazará las pautas para una etapa de convivencia democrática y de construcción de un mejor futuro, el próximo 20 de mayo.  No puede darse el voto  cómplice o la abstención electoral, que serían casi iguales por acción u omisión.  Solo cabe el compromiso a través del voto por un cambio verdadero, que abra el camino a la regeneración política y social de la nación.