Y si (Barack) Obama, que vino de África y nació por allá, es presidente, por qué no podemos llegar uno de ustedes, que es una mezcla más graciosa que Obama? Es cuestión de comenzar….
Esa expresión inculta, disparatada, burlona y plagada de racismo textualmente la improvisó, hace pocos días en Nueva York, un expresidente de la República Dominicana, quien nuevamente aspira a gobernar: Hipólito Mejía.
Lo dicho por el candidato presidencial del PRD contiene los elementos antropológicos de la discriminación racial. Que hay diferencias de capacidad intelectual, moral, cultural y física entre las razas humanas; la creencia de que su piel blanca es superior a la negra del Presidente Barack Obama; la convicción de que tienen derechos diferentes, que deben recibir distinto tratamiento en la vida social y que el factor racial determina el destino de los pueblos, o sea el progreso de unos y la decadencia de otros.
Esa discriminación recurriendo a motivos raciales, no es nueva en Mejía, es una conducta visceral en él. A la gente de tez negra, como yo, el señor Mejía le llama rubio, monito o morenito.
Su conducta burlona, irrespetuoso histrionismo incluido, no conoce límites; imita sarcásticamente la voz y gestos del anciano Joaquín Balaguer, en privado solía mofarse de la negritud de José Francisco Peña Gómez, a quien tiene como líder, y ni hablar de la gente del pueblo.
Mejía ignora la hipersensibilidad que concitan la discriminación racial en un mundo que reivindica los derechos humanos, y que en el hipotético caso de que ganara la elección del 20 de mayo, tendrá que lidiar con el Presidente Obama, un estudioso de la historia y de la naturaleza humana, abogado y profesor, un político que sabe hablar y escribir.
Mejía jamás entenderá que una vez las palabras están dichas, no se pueden retirar, y que la satisfacción momentánea que él gana con sus sarcasmos, o frases incisivas, será mucho menor que el precio que pagará después en las urnas.