Hipólito: con Balaguer, en el cementerio

Hipólito: con Balaguer, en el cementerio

NUEVA YORK. Muchos meses antes de que el ex presidente Joaquín Balaguer pusiera el otro pie en el sepulcro (pues él ya había dicho, en el prólogo de su obra La Venda Transparente que tenía «un pie en la tumba», al caudillo «le cogió» con dar declaraciones políticas, durante sus periódicas visitas al cementerio, adonde acudía a honrar la memoria de sus seres queridos idos.

Y fue creando costumbre, entre los periodistas, quienes lo esperaban allí para, después de su sesión de silencio y reflexión, pedirle opinión, sobre las cosas que pasaban y dejaban de pasar en el ambiente criollo.

En un artículo que escribimos hace un tiempo que no recordamos, pues desafortunadamente no somos dados a guardar datos, papeles o fichas, como nos enseñó el querido amigo, historiador y buen dominicano Emilio Rodríguez Demorizi, cuando le asistíamos en el Archivo General de la Nación, decíamos algo así y claro, en tono medio jocoso que el doctor Balaguer se había constituido en algo así como «El Barón del Cementerio», pues fue, en esos días de visita y declaraciones a ese sitio, figura de principalía del camposanto.

Y decíamos eso, porque como sabe la mayoría del dominicano, en el Panteón Vudú (de ancestros africanos, de estilo haitiano, y reverenciado por muchos dominicanos) el Barón del Cementerio, sincretizado en la figura del santoral católico romano de San Elías, es el guardador del cementerio; y quien «sube en cabeza» del médium, pero no dice nada, sino que deja en el éter su mensaje, para que luego, sus «hijos», llamados «guedeses» lo recojan y descifren ante sus seguidores. El principal de ellos es Guedé Limbó.

Balaguer, entonces, hablaba allí con la autoridad de su largo trabajo político, y respaldado por el silencio augusto de los moradores de aquel sitio, quienes tampoco moran allí.

La política, es un trabajo de convencimiento. De convencer a los demás de lo que uno está diciendo es lo cierto aunque, en las mayorías de las veces, es mentira.

Y cuando se dicen esas cosas en un cementerio, algunas ánimas vivas se sugestionan, y hasta reverencian lo que se dice allí.

Hace unos días, casi ahora mismo, hubo una visita político presidencial reeleccionista al cementerio principal de la capital dominicana. La hizo Hipólito; el nieto de Mamá Belica. El político belicoso que con maña, fuerza y sabe Dios qué otra cosa, le ganó unas primarias, en una «ardua lucha» a un desconocido político y conocido médico de apellido Thomén, quien se sintió triunfante al perder en la contienda. (¿Habrase visto semejante cosa? Pues se vio. Y se recuerda.)

El Presidente Mejía fue al cementerio, a honrar la memoria del doctor José Francisco Peña Gómez, quien cumplía un año más de muerto.

Pero el taimado de Hipólito hizo otra cosa más: Alertó a familiares del ex Presidente Balaguer, para juntarse todos ellos en el cementerio, y allí, la sobrina del extinto caudillo, proclamó las bondades de Mejía para con los familiares de Balaguer.

El encuentro no fue casual, sino causal. El aniversario mortuorio de Balaguer, no es en mayo, sino en julio. Y que se juntara Hipólito allí con Carmen Rosa Hernández Balaguer, sobrina del caudillo, no fue «una chepa», sino fruto de «un acumulo».

Tras producirse ese fenómeno, hay que decir que Hipólito estuvo haciendo campaña reeleccionista en el cementerio.

Que los parientes de Balaguer elogiaran como elogiaran a Hipólito, constituye un apoyo a la reelección y, al mismo tiempo una negación de apoyo a Eduardo Estrella, el candidato presidencial del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), que fue el de Balaguer.

Luego, los parientes de Balaguer, ahora, le están haciendo al candidato presidencial reformista, lo mismo que Balaguer le hizo a otro candidato presidencial reformista de entonces: le dieron la espalda.

Fue el caso aquel en que Balaguer no apoyó al candidato de su partido, Jacinto Peynado, para darle su respaldo a Leonel Fernández quien, entonces, estaba huérfano de apoyo.

Ahora, la cosa pinta diferente. Leonel Fernández ha conseguido apoyo de reformistas, perredeistas, peledeístas, filistas, «y del diablo y su hermano», como diría Hatuey De Camps.

Políticamente la cosa está de «chupe usted y déjeme el cabo.»

Y con el cabo, parece que se quedará el Guapo e’Gurabo.

Para la meditación de hoy: Bebe, bebe hermano de la sabiduría que te brindan los tiempos en la copa de la vida. Cada minuto de existencia, es una clase. Necesitas estar alerta para pasar de grado; de curso. Has de estar despierto y no dejar que el sueño de la indiferencia te acose, como les pasó aquella vez a Santiago y otros, cuando Jesús los invitó a una sesión de oración y de silencio. Pónte en plan de alerta. Y vive.

Hasta siempre, hermanos. Vade in pace.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas