Sorprendentemente, el expresidente de la República y líder de una parte importante del conservadurismo político del Partido Revolucionario Moderno, Hipólito Mejía, ha logrado cohabitar con el electo primer mandatario del país, Lic. Luis Abinader.

Rompiendo todos los vaticinios y el escepticismo que siempre ha rodeado su figura por el carácter espontáneo de su comportamiento público, el llamado “guapo de Gurabo”, contribuyó de manera decisiva a la unidad del PRM, factor determinante en la victoria de esa organización. Cuando el entonces candidato presidencial Luis Abinader tuvo que alejarse del contacto físico con la gente al ser afectado con el coronavirus, Mejía asumió con responsabilidad y de corazón la dirección de la campaña, llenando ese inesperado vacío.

Hipólito Mejía ha demostrado de manera fehaciente que es un líder político pragmático, realista y consciente de su papel en este proceso, lo que le ha allanado el camino a su organización para gobernar durante un período que pudiera ser largo por la división del PLD, indiscutible causa de su derrota en los pasados comicios.

La cohabitación que no pudieron lograr Leonel y Danilo en el PLD, sorprendentemente la obtuvieron Hipólito y Abinader en el PRM, resaltándose como punto fundamental de ese inaudito fenómeno la paciencia y la sabiduría del hoy presidente electo.

Mejía vive reinventándose aunque con sus acostumbradas ocurrencias como la visita reciente al presidente Danilo Medina y la consigna que enarboló allí: ¡E pa fuera que van!
Las lecturas de esos inesperados contactos son diversas como además las especulaciones, conjeturas, morbosidad, pero lo que no cabe duda fue el impacto causado y el trasfondo no visible de sus inconfesadas intenciones.
Definitivamente, Hipólito es un líder astuto, malicioso y original.