Hipólito perdido en la galaxia del PPH

Hipólito perdido en la galaxia del PPH

En el discurso pronunciado por Hipólito al «aceptar» la nominación presidencial del PPH el pasado 31 de enero, y en la campaña iniciada por ambos, se lanzó un nuevo slogan publicitario «…ha hecho más…», queriendo significar que su gobierno ha hecho más que todos los gobiernos anteriores.

Para justificar este desbordamiento de la ficción y la fantasía, el gobierno recurre a una retahila de supuestas realizaciones ofensivas a la dignidad e inteligencia de los dominicanos y cuyos efectos resultarán finalmente vanos a pesar de la agresión publicitaria que lleve a cabo. Esto así porque en el trasfondo refleja la incapacidad del gobernante en percibir la realidad que sus gobernados padecen, sea directamente o a través del filtro de su maquinaria política preferencial, el PPH, que hace tiempo relegó su capacidad de servicio para asociarse en el elogio y protección mutua.

Y es que la ciudadanía interpreta, al escuchar las supuestas realizaciones gubernamentales, que Hipólito no está ubicado en la realidad dominicana, sino mas bien en una constelación extraña; puesto que lo pregonado es rebatible con las propias cifras oficiales, con las informaciones aparecidas cotidianamente en la prensa nacional y con las conversaciones cotidianas de todos los dominicanos.

El Presidente y el PPH hablan, por ejemplo, de «6 millones de tareas sembradas de alimentos», cuando las cifras del Banco Central reportan una caída de 3.9% de la producción agropecuaria, responsabilizando de ésta caída a la política oficial de quemar siembras. Pero además, la ciudadanía sufre insistentemente de esa falacia, con la escasez y carestía de alimentos de productos de consumo masivo como el plátano y el arroz, cuyos precios no se hubieran elevado tanto de haberse incrementado la producción por las «tierras sembradas» en la imaginación de Hipólito.

El gobierno pretende exhibir como logro «20 centros de salud regionales» cuando en el país no dispone de tantas regiones así como 16 grandes hospitales, cuando no existen tantos de esa categoría. Aceptar éstas cifras significa que Hipólito construyó todos los hospitales que existen y hasta los que no existen, en regiones abstractas. Pero además, en la galaxia del PPH se ignoran los problemas denunciados en hospitales como el Antonio Musa y Moscoso Puello, en las Unidades de Quemados o Diálisis; y en los demás donde, por falta de asignación presupuestaria, admitida por el propio titular de la cartera, se carecen de medicamentos, materiales y utensilios médicos. Por demás, de qué vale la infraestructura hospitalaria si la población no puede comprar medicinas por el encarecimiento provocado por las políticas oficiales.

El Presidente exhibe la seguridad social como una de sus ejecutorias; una seguridad social no se sabe cuantas veces inaugurada y en cada ocasión más cercenada. Pero mientras se levantan copas de champán cada vez que se inicia una etapa de la cada vez más reducida seguridad social, los jubilados del IDSS no cobran sus pensiones y la institución misma agoniza en perjuicio de todos aquellos que durante casi 50 años han venido cotizando para garantizar su vejez. El gobierno exhibe como un logro lo que ha convertido en la mayor estafa institucionalizada: los planes de pensiones que han incorporado 723,000 dominicanos, que han ahorrado en el presente lo que habrán de cobrar, con pesos devaluados, en el futuro, como consecuencia de las políticas fiscal, monetaria y bancaria del gobierno.

Y así pudiéramos seguir ampliando la lista de supuestas realizaciones gubernamentales que solo existen en la imaginación de Hipólito y su PPH. Habla de electrificación rural en un país saturado de apagones y con energía cada vez más cara. Presenta el TLC como un logro cuando apenas inició la primera de tres rondas pautadas de negociaciones. Menciona el desayuno escolar cuando éste llega cada vez menos a los estudiantes -y cuando llega intoxica- y cuando los suplidores se quejan que no les pagan o no les compran por privilegios que el propio gobierno ha tenido que investigar.

El gobierno no percibe que lo único palpable de las ejecutorias que pregona, las instalaciones deportivas, han tenido efectos económicos y sociales adversos, precipitado por el deterioro que impone su falta de mantenimiento. No en vano dichas obras han servido para vergonzosos repudios nacionales e internacionales, mediante abucheos y consignas antigubernamentales en los espectáculos más rimbombantes que el propio gobierno ha auspiciado; cuya expresión máxima ha sido la coreada en el Estadio Quisqueya: «Que felicidad, Hipólito se vá».

Pero en la galaxia en que se encuentran Hipólito y el PPH, ni siquiera se preguntan el por qué de éstas reacciones si el gobierno ha hecho tanto como ellos dicen.

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