Hipólito, un peligro público

Hipólito, un peligro público

La desafortunada comparecencia del agrónomo Hipólito Mejía  en el encuentro con candidatos auspiciado por la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS) fue un preocupante diagnóstico acerca del peligro público que acecha a la institucionalidad democrática, en caso de que el pueblo dominicano  nuevamente se equivocara y eligiera al  postulado del PRD en la contienda presidencial del 20 de mayo.

En lugar de ofertar una relación armoniosa con los demás poderes públicos, la  coexistencia pacífica interpares, Mejía prometió el garrote, la retaliación y la desestabilización del régimen de derecho que, con la cooperación de todos los sectores, se ha construido en los últimos tiempos con elogios a granel. La nación no debe arriesgarse a  vivir un cuatrienio matizado por el  desasosiego partidario  y  la lucha entre poderes. Es lo que nos espera, si la mayoría se equivoca al ejercer el sufragio.  Incapaz de controlar el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) durante los próximos cuatro años, Mejía insulta a los jueces de la Suprema Corte de Justicia llamándoles “pelafustanes y sinvergüenzas”, insólito irrespeto en alguien que aspira a presidir el Poder Ejecutivo.

Sin mayoría en el Senado y la Cámara de Diputados; sin mayoría en las alcaldías, ni representación en la Liga Municipal; sin poder desmembrar la Cámara de Cuentas –cuyo rol dice sustituirá con auditores independientes-; sin poder cancelar a más de 160,000 empleados públicos acogidos al Servicio Civil y Carrera Administrativa; con su Partido Revolucionario Dominicano (PRD) literalmente dividido, lo que nos espera es la truculencia, el imperio de la fuerza, la intolerancia a la que nos tiene acostumbrados el candidato de marras.

Ni la inversión extranjera quedó exenta de su retórica guerrerista, pues formuló ominosas advertencias hacia  la cooperación brasileña, mexicana, española y canadiense, que tanto han aportado a la infraestructura nacional. Pero el electorado será sabio y decidirá la opción que garantiza estabilidad, Danilo Medina, un hombre cuerdo, inteligente, organizado y listo para gobernar, quien es todo lo contrario al peligro público.

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