Los hechos del pasado, recogidos con objetividad y sin prejuicios, son de gran ayuda para planificadores y programadores futuristas. Joaquín Balaguer en su libro Grecia Eterna, asevera que el relato científico de la historia griega y del mundo arranca con Tucídides, nacido en el año 471 antes de la Era Cristiana. Refiere Balaguer que el primogénito historiador se manifiesta “siempre con justicia y clarividencia al atribuir la larga y estéril guerra del Peloponeso a los temores que inspiró a los adversarios de Atenas, el afán expansionista de ésta, verdadero origen del conflicto bélico de 431 -403 antes de Cristo”. Acota el literato dominicano <<Si es cierto que el historiador griego puso su mayor empeño en ser verídico, en narrar los hechos tal como estos acontecieron, no es menos cierto que supo hacer uso de todos los recursos de la retórica para poner su alocución al nivel de las mejores de su tiempo>>
En la traducción que hace Diego Gracián de la “Guerra del Peloponeso” entre espartanos y atenienses, Edmundo O’Gorman realiza un estudio preliminar de los siete libros. Escribe Edmundo: <<…no sólo era una lucha entre dos Estados que se hallaban en la mayor altura de su poderío, sino de una lucha que, al arrastrar a toda Grecia, la dividió en dos grandes y contrarios partidos>>.
El introductor resalta que tan pronto “Aparecen Esparta y Atenas como los focos de poder que han atraído en torno suyo al resto de las ciudades griegas, el autor muestra especial empeño en hacerle ver al lector que el conflicto era inevitable, circunstancia que le presta al relato esa especial tensión que tanto lo emparenta con la tragedia… Y en efecto, en el pensamiento de Tucídides la guerra, como ya vimos, no podía suspenderse por la naturaleza misma del poder, pero su desenlace no era predecible, porque no dependía de la excelencia de Atenas como ciudad avocada a realizar el Cosmos histórico, sino de las decisiones y acciones de los hombres en cuyas manos estaba conducir la ciudad hacia ese destino, y además dependía también de lo contingente o si prefiere, de la fortuna>>.
Concluye el amplio comentario: <<Y en efecto, examinando la conducta del hombre en el pasado y desentrañando los resortes internos que la motivaron, se sabrá cómo se conducirá en el futuro, puesto que, provenientes de su naturaleza, esos resortes y motivaciones son siempre los mismos. Y se descubrirá, además y esto es el meollo mismo del pensamiento de Tucídides que de todos ellos, el resorte supremo y determinante es el anhelo de dominio, la codicia del poder>>.
Juan Bosch, en su texto Composición Social Dominicana, utilizó la metodología marxista para analizar e interpretar el curso histórico de nuestra nación. Al fundar el Partido de la Liberación Dominicana puso como condición indispensable a cada miembro iniciarse en el círculo de estudio, tomando como pie de amigo aquella poesía filosófica de Gaspar Núñez de Arce que reza:<<Árbol que nace torcido nunca su tronco endereza, pues se hace naturaleza el vicio con que ha crecido>>. Los peledeístas debíamos pensar y actuar de modo similar y eso se lograba con organización y disciplina consciente. Sin esa condición era posible que <<los que tienen un mismo pensamiento político acaben dividiéndose por diferencias de interpretación y terminen siendo enemigos mortales dispuestos a matarse donde se encuentren>>
¡Juan Bosch vive!