Historia del cáncer

Historia del cáncer

Datos prehistóricos nos indican que el hombre primitivo entendía que las enfermedades eran obra de espíritus enemigos o demonios, y por tanto no necesitó que surgieran las escuelas filosóficas para intentar explicar la naturaleza de sus quejas.

El hechicero médico Cromagnon existió hace más de 20,000 años en lo que hoy es Francia. El más primitivo modelo médico de apariencia científica nos lo ofrece el Imhotep de los egipcios, el cual vivió 2,900 años antes de Cristo. Este médico del Faraón hacía un interrogatorio del paciente, lo inspeccionaba, palpaba y a continuación formulaba sus prescripciones curativas. Varios son los autores que coinciden en asegurar que la filosofía occidental tuvo su origen en Grecia, allá por los comienzos del siglo XI A.C. Complejas narraciones y creencias acerca de dioses imaginarios, la denominada mitología griega, servía de base para explicar los orígenes de los males que aquejaban a hombres y mujeres.

En el siglo VI a.C. Empédocles propuso la tesis de que las afecciones orgánicas eran el producto de una desarmonía entre los elementos agua, aire, tierra y fuego. Hipócrates en el siglo V a.C. elabora su doctrina de la patología humoral en la cual propone al corazón, hígado, bazo y cerebro, respectivamente, como asiento de la sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra, humores que en la salud mantenían un estado de simpatía o concordancia recíproca. Claudio Galeno que vivió entre los años 138 y 201 de la Era Cristiana distinguía entre las úlceras de la vejiga y las de los riñones mediante el examen de la orina. Decía Galeno que un médico sin conocimientos de anatomía era como un arquitecto que construye sin planos. De las obras galénicas se extrae la siguiente definición: «El cáncer es un tumor maligno, muy duro que puede estar ulcerado o no ulcerado, su nombre deriva del animal cangrejo».

A la caída del Imperio Romano y de paso del ejercicio de la medicina científica, surgió luego el Imperio Bizantino cuya capital cultural lo fue Constantinopla. En Bizancio, la Iglesia dominaba la práctica médica. Allí en el año 300 dos profesionales católicos de la medicina, Cosme y Damián, injertaron la pierna de un moro que había muerto en fecha reciente, a un paciente blanco amputado a causa del cáncer. Los barberos comienzan a tener relevancia médica en Alemania e Inglaterra hacia el año 1100. Después surgieron los cirujanos barberos en plena Edad Media cuando llevaban a cabo cirugía para el carcinoma mamario, algunos extirpaban el órgano completo, en tanto que otros se conformaban con remover solamente el tumor.

Corresponde al período renacentista de mediados del siglo XIV al XVI, la instauración de la realización de autopsias con el propósito de investigar las lesiones orgánicas presentes en las distintas enfermedades. Gracias a su continuidad hasta el presente se ha podido avanzar enormemente en el conocimiento de los orígenes y complicaciones de muchas formas de tumores malignos. Con la incorporación del microscopio en las artes médicas del siglo XIX por Paul Broca. En la primera mitad del siglo XX George Papanicolau introdujo la prueba del frotis citológico que lleva su nombre la cual ayudó a diagnosticar las alteraciones precancerosas en las células descamadas del aparato genital femenino. Recientemente con la inserción de la citogenética, inmunohistoquímica y la biología molecular estamos comprendiendo mejor la génesis del cáncer.

La Sociedad Americana contra el Cáncer (American Cancer Society) publica un editorial, en su revista Cancer, correspondiente al volumen 54 de enero-febrero 2004, escrito por su presidente el Dr. Ralph B. Vance, en el cual asegura que las neoplasias malignas son la segunda causa de muerte en los Estados Unidos, matando a más de medio millón de personas anualmente, de las cuales cerca de un tercio tienen como factor etiológico principal el tabaco. Refiere que 1.3 millones de norteamericanos se enterarán en el transcurso del presente año, por vez primera, que padecen de una dolencia maligna.

Acá en República Dominicana nuestras mujeres vienen siendo llevadas al sepulcro del cáncer a través de tumores del cuello uterino y de la mama principalmente. Los hombres sucumben al carcicoma de próstata, pulmón e intestinos mayormente. A los niños se los lleva a destiempo la leucemia, el linfoma y sarcomas infantiles. La diferencia entre el manejo dado a este serio quebranto por la gran nación norteña y por nuestro país estriba en el nivel de conciencia que reina en el Congreso y el Ejecutivo estadounidense en cuanto a la asignación de recursos presupuestarios para combatir esta temible enfermedad, versus la ignorancia y la apatía estatal dominicana en lo que a invertir recursos financieros par ala investigación, tamización poblacional y tratamiento individual del cáncer se refiere. Tan preocupante es el tema del cáncer en la sociedad norteamericana que en 1973 durante el famoso escándalo de Watergate, John Dean, asesor político del entonces presidente Richard Nixon al referirse a la gravedad del caso dijo: «Había un cáncer desarrollándose en la presidencia por lo que teníamos que hacer algo debido a que el tumor seguía a diario creciendo, si no se operaba en lo inmediato terminaría matando al propio presidente».

La detección temprana de los tumores cancerosos permite su cura, en tanto que su diagnóstico tardío permite solo un manejo paliativo de dicha patología. Es mucho el camino que nos queda por transitar antes de llegar a la meta ideal, pero debemos estar dispuestos a seguir adelante. ¡A pesar de los pesares!

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