El primer caso de autismo diagnosticado en República Dominicana se precisó gracias al amor y angustia de una familia por su hijo mayor y la pasión por la investigación de -en ese entonces- un joven doctor, a quien luego se le reconoció como un gran humanista, uno de los 100 mejores médicos del mundo y Padre de la Pediatría en el país.
Entre mayo y julio de 1968, la nación se “recuperaba” de los remanentes de la temible dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, el derrocamiento del presidente Juan Bosch y la Revolución de Abril del 65. El doctor Hugo Mendoza Tapia, a quien se le debe haber realizado el primer diagnóstico de autismo en el país, ya había viajado a España, Inglaterra y Nueva York, donde realizó especialidades en puericultura, (disciplina que se encarga del cuidado de los niños desde su nacimiento hasta la adolescencia), endocrinología y psiquiatría pediátrica. Se codeaba con médicos de renombre mundial como Gregorio Marañón, uno de los protagonistas del nacimiento de la endocrinología española.
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De regreso, el doctor Hugo Mendoza compartía su tiempo entre la dirección del hospital de niños Robert Reid Cabral y su práctica privada. A esta última, se apersonó el señor Orlando Haza del Castillo, alto funcionario del derrocado gobierno de Bosch, ingeniero civil de profesión, creador junto a su socio Rafael Pellerano de la exitosa firma de construcción Haza & Pellerano. ¿El motivo? Su hijo mayor Luis Felipe. Éste angustiado padre buscaba respuestas en torno a lo observado en su primogénito. Entonces es cuando se hace el diagnóstico, 57 años atrás. El doctor Mendoza observa signos coincidentes a los destacados en un primer estudio publicado sobre esta condición por Leo Kanner, prominente psiquiatra austríaco radicado en Estados Unidos, conocido como el «padre del autismo”.
Sin conocerlo, pero con el “gusanillo” del investigador por precisar el hallazgo, refiere a esta familia económicamente bien acomodada, a donde Kanner, en el hospital John Hopkins en Baltimore. Este médico, de origen judío, dirigía allí la Unidad de Psiquiatría.
Intercambio epistolar
Es cuando comienza un intercambio de cartas entre el doctor Hugo Mendoza y el señor Haza.
Posteriormente, Mendoza hace conexión con Kanner y, de esta forma, la historia del primer diagnóstico de autismo en República Dominicana queda documentada.

Todo este interesante descubrimiento nos lo da a conocer, de manera exclusiva para el periódico Hoy, Rasángela Mendoza, psicóloga clínica, hija del doctor Mendoza y una de las especialistas que más ha estudiado esta condición en el país, sin proponerse seguir los pasos de su padre, sino como si se tratara de una manifestación profética.
Rosángela dejó huellas fructíferas durante sus 27 años en el Robert Reid, donde años antes su padre había aportado su vasta experiencia, también, en el Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID), contribuyendo junto al psiquiatra Moisés Taveras y la psicóloga clínica Mayra Ramos, a que este proyecto mostrara, en sus inicios, un rostro solidario y calificado a favor de la discapacidad y de esta condición. Actualmente dirige el espacio terapéutico Diversa.
Rosángela llegó a nuestro encuentro, en la redacción de este diario, con carpeta en manos conteniendo las correspondencias. La familia Haza las preservó y entregó a Samuel Mendoza, uno de sus cuatro hermanos, con la encomienda de que se dieran a conocer y se honrara la valentía de un padre que hizo todo a su alcance por conocer qué provocaba que su hijo pensara y actuara de forma diferente’.
Rosángela, al leerlas, lloró. “Leer estas cartas fue de mucha emotividad y reflexión, saber que todavía hoy día muchas familias viven la angustia de no contar con servicios accesibles y de calidad. Cuantas veces he deseado tener al doctor Mendoza junto a mí y hablar sobre los avances que se han visto en esta década, las nuevas evidencias e hipótesis sobre la etiología y los nuevos tratamientos…”, reflexionó.
Sobre lo planteado abunda que, hoy día, no podemos hablar de autismo sólo como una condición neurológica, sino que debe ser abordado de manera sistémica. “Si el intestino está mal, el cerebro también lo estará y, por ende, este niño o adulto tendrá un cambio desfavorable en su conducta”, explica.
Los Haza en Baltimore
El señor Haza, su esposa Milagros y el niño fueron recibidos y atendidos por el doctor Kanner, quien tras confirmar el diagnóstico entró en contacto con el doctor Mendoza con el interés de que se iniciara en Santo Domingo un abordaje terapéutico para niños con autismo.
Recomendó capacitar a una maestra de primaria dominicana, adornada con las cualidades de ‘la paciencia, sensibilidad y buena naturaleza’, para que prestara servicios a varios niños; este plan nunca se concretó, lo que, en el momento, agravó la angustia de estos padres, conscientes de que en el país no existía ningún modelo de intervención. En 2025 sí, pero lastimosamente con largas listas de espera y precios exorbitantes.
De Haza para Hugo

“Estimado Hugo, tal como convenimos durante mi reciente visita a tu consultorio, tan pronto llegué le pedí cita al doctor Kanner, y fuimos el jueves a verlo. Él se interesó muchísimo en la posibilidad de iniciar en el centro un grupo especial para niños con problemas emocionales y ofreció su ayuda para visibilizar este plan… él considera que es mejor conseguir una persona dominicana o una de las uruguayas que están allá para que venga a Linwood y se pase un mes viendo y aprendiendo con miss Jeanne Simons, la directora, a quien él considera una de las terapeutas más prominentes que ha conocido”, escribió el señor Haza al doctor Hugo, en su primera carta fechada en mayo 22 de 1968.
En esta carta el señor Haza se refería al modelo de intervención Linwood, el primero creado para el tratamiento del autismo por la psiquiatra Jeanne Simons y el cual, refiere Rosángela Mendoza, ha servido de base en los programas que se emplean hoy día.
El niño fue ingresado por varios meses en Linwood, con la recomendación de Kanner de que uno de los padres se quedara. “Él considera que la división de la familia tendría un efecto peor sobre el niño”, escribió Haza a Hugo el 1 de julio del mismo año. Una muestra de que el amor, tolerancia y empatía son claves en el seguimiento de personas dentro del espectro.