Historia re-escrita con melanina

Historia re-escrita con melanina

Los actos de memez más extraordinarios son los que comete gente inteligente, porque de personas capaces de pensar uno espera lo mejor. Este fin de semana quedé estupefacto cuando un reconocido y laureado aunque polémico intelectual se despachó afirmando que dizque no hubo ningún levantamiento ni violencia social contra la ocupación haitiana del 1822 al 1844.

Propone Diógenes Céspedes que la dominación haitiana “no fue una invasión ni una ocupación como la califica la historia novelada de nuestros historiadores oligárquicos, partidarios de los hateros, hispanófilos y negrófobos” sino una “unión fundada en un programa que Toussaint inició con la abolición de la esclavitud y otras medidas que beneficiaban a los negros y mulatos”. Un despistado neozelandés que lea lo que propone Céspedes creerá que en 1822 los habitantes de la parte española de la isla recibieron con vítores y vivas a los haitianos que venían en una misión libertadora. Pero no fue así. Abundan los testimonios de cómo el pueblo que habría de ser dominicano, desprovisto de armas ni suficiente organización, sufrió como una ignominia el que los vecinos del Oeste, con lengua, costumbres y creencias distintas, impusieran su dominio avasallante.

Y digo avasallante con plena intención, puesto que uno de los propósitos de la invasión haitiana consistía en recaudar impuestos para saldar las deudas contraídas con Francia a raíz de su independencia, razón principal para la reorganización de las débiles instituciones criollas para homologarlas con las haitianas. Nunca hubo ninguna identificación racial de los dominicanos descendientes de africanos con los negros y mulatos haitianos, según han documentado hasta la saciedad historiadores tanto de allá como de aquí. El propio Céspedes traiciona su argucia al admitir que la “ideología racista que impuso el colonialismo español”, o la cultura dominicana, “indujo a los negros y mulatos de la parte Este a creerse blancos y superiores a los negros y mulatos haitianos”.

Toda la actividad previa a febrero de 1844, incluidos combates dirigidos por el propio Duarte contra tropas haitianas, forman, según Céspedes, parte de alguna “historia novelada”. ¡Qué triste que para justificar o imponer una propia visión racista, anti-hispánica y negrófila, se pretenda desconocer la historia tal cual fue y es! Toussaint, Dessalines y Boyer tendrán sus apologistas, pero a mí déjenme aunque sea solo con Duarte, con su sueño de una patria libre separada de Haití, donde recemos en castellano y seamos dominicanos.

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