SANTIAGO. En medio del llanto y el dolor, familiares, amigos y personalidades dieron el último adiós al historiador y catedrático Carlos Dobal, considerado un maestro de generaciones, de gran productividad intelectual y profesional.
El cadáver de Dobal fue velado en la funerario Blandino, para luego recibir homenaje en dos instituciones con las cuales estuvo estrechamente vinculado: el Ateneo Amantes de la Luz y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).
En su homilía durante una misa de cuerpo presenta en la PUCMM, monseñor Agripino Núñez Collado calificó a Dobal como uno de los hombres más visionarios de esta ciudad y el país, al tiempo que lamentó su deceso, confiado en que le espera un lugar en el cielo junto a Dios, por sus obras de bien.
Fue un hombre muy respetuoso, de trato afable y que sobre todo, amaba a Santiago y a esta universidad a la cual dedicó más de 40 años de servicio.
Rafael Emilio Yunén, director del Centro León, expresó que Dobal fue una persona que dejó una formación fuerte y amplia en todos los aspectos de la historia de la cultura universal, porque fue profesor de profesores.
Llegó a producir muchas obras de investigación histórica. Fue miembro de la Academia Dominicana de la Historia y la Academia de Historia de España. Embajador ante la Santa Sede y en fin, desempeñó una vida diplomática y activa socialmente para representar al país en el exterior.
Carlos Manuel Estrella, vicepresidente del Ateneo Amantes de la Luz, que presidió Dobal en el decenio de 1980, declaró que promovió el arte y los valores culturales y la investigación histórica. El pintor Cuquito Peña dijo que Dobal fue de las personas que convirtió a Santiago en una ciudad verdaderamente cultural.