Historiadores saludan pedido de perdón

Historiadores saludan pedido de perdón

POR LEONORA RAMÍREZ S.
Los historiadores Hugo Tolentino Dipp y Franklyn Franco consideraron un gesto encomiable el perdón que, en nombre de los dominicanos, pidió el obispo Diómedes Espinal por la matanza de haitianos en 1937, pero  Manuel Núñez cree que el perdón no procede.  

Consultados por separado sobre el pronunciamiento del  obispo  de la diócesis de Mao-Montecristi, los investigadores coincidieron en que ese fue un hecho horrendo que no contó con el apoyo del pueblo dominicano.

Al conmemorarse  70 años  de la matanza en la que se estima que murieron alrededor de  15,000 haitianos, Tolentino Dipp dijo que, aunque algunos nostálgicos de la Era de Trujillo lo justifiquen desde una perspectiva nacionalista, esa acción fue injustificable.

“Y por consiguiente, encontrar una institución dominicana que sea capaz entonces de comprender que vale la pena el mea culpa, es algo que a los dominicanos nos  enaltece.

“Yo espero que de parte de Haití también haya un gesto grandilocuente, no sólo aceptando las disculpas, sino analizando lo que ella conlleva como grandeza de parte de la iglesia dominicana”.

La matanza de haitianos se produjo entre el 2 de octubre y mediados de  noviembre de 1937. Entre las motivaciones de Trujillo  se citan el racismo y la intención de elevar el nacionalismo dominicano a través del antihaitianismo.

 Matanza y oligarquía

 Franklin Franco manifestó que la masacre de 1937 fue apoyada por  miembros de la oligarquía dominicana, algunos intelectuales y los grupos militares.

“Es una pena  que hayan desaparecido  porque con la  propuesta de ese obispo,  si hubiesen estado vivos estarían  temblando.

“Esos grupos querían dar la impresión de que existía un sentimiento de venganza de los dominicanos contra los haitianos, pero los dominicanos  nunca han albergado odio contra el pueblo haitiano, pero sí los grupos  oligárquicos cuyos miembros son todos de origen extranjero y  siempre estuvieron imbuidos de profundos prejuicios raciales”.

A juicio del historiador fueron esas posiciones absurdas que esos intelectuales les inculcaron  a Trujillo y a los guardias de aquella época, las que se constituyeron en el motor de la matanza de 1937.

Después de ese hecho, que recibió el repudio de la comunidad internacional, Trujillo pagó una indemnización al gobierno haitiano, entonces presidido por Sténio Vincent, ascendente a US$70,000.

Desinformación histórica

Para Manuel Núñez, la posición del sacerdote obedece a una desinformación histórica, porque los dominicanos no tienen que pedir perdón por nada,  ya que Trujillo fue el responsable,  por lo que esa disculpa no se puede traducir en la cesión de la soberanía.

“Si Haití no ha pedido perdón por la matanza de 1805 en Moca, cuyo responsable fue Dessalines, el país   no tiene que hacerlo, porque los dominicanos no refrendaron las acciones del dictador.

“ Lo que ocurrió en 1937 se debió a fallas dominicanas y haitianas, porque Trujillo llamó varias veces a  Vincent para que controlara la población haitiana que se había derramado en la frontera dominicana, tras la expulsión  de más de 85,000 haitianos de Cuba”.

A juicio de Núñez, si se hubiesen mantenido en la frontera esos haitianos se habría desnacionalizado el país, y se habrían  perdido cinco provincias fronterizas claves para su desarrollo.

En ese sentido, destacó que hay que conocer la realidad para situarse en ella, y no hacer permanentes propagandas mediáticas  de la compasión, porque  ni los obispos ni los haitianos tienen ese  monopolio.

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