Historiar lo que una vez fue cotidiano

Historiar lo que una vez fue cotidiano

Ángela Peña y sus reportajes sobre el pasado reciente, reciente porque hay miles de testigos presenciales de muchas de sus investigaciones, conocedores de sus entrevistados, de los personajes cuyas vidas son resumidas apretadamente en toda una página de periódico.
El trabajo de esa dedicada periodista-investigadora forma parte de aquello que mi padre, Julio Gautreau, enmarcaba en la frase: tradición, tradición, música de buenos tiempos.
El pasado es prólogo, dijo Shakespeare, pero el prólogo es la antesala de un libro y el prólogo que escribe Ángela con sus investigaciones y entrevistas debe conducir a la acción cónsona con lo reseñado en sus escritos.
Los trabajos de Ángela hablan de una época que, por supuesto, tiene que ser diferente a la actual, puesto que habla del pasado, es una forma de historiar lo que una vez fue cotidiano, lo que por vivido era considerado normal, lo que permitía ver las hazañas como algo común.
Pero he aquí que no era cierto, que no era normal, que eran manifestaciones de grandeza, de sacrificios, de amor, de vergüenza, de respeto a la memoria de los prohombres de la Historia, de aquellos que construyeron la Nación a golpes de heroísmo, de visión clara, de conocimiento de que la Patria es ara, no pedestal.
Los ejemplos, las vidas, los relatos, las historias contadas por protagonistas que aún viven, que aún pueden contar, que aún recuerdan, que tienen presentes acontecimientos, hechos, ocurrencias, sirven, conforman, parte de una cotidianidad desaparecida que debemos evocar para tomar los ejemplos reseñados como paradigmas.
Es cierto, hace falta escribir el libro, hace falta completar aquella corriente de progreso que perseguía que vivamos en una democracia de verdad, donde los derechos sean reconocidos y respetados por una autoridad que no se puede salir de madre porque también para ella hay una sanción efectiva, que la impunidad no sea una práctica para beneficio quienes tienen la sartén por el mango, quienes desde posiciones de mando político y gubernamental actúan como si tuvieran licencia para hacer cualquier cosa, porque tienen los amarres judiciales, policiales, militares, eclesiásticos que apañarán todos esos excesos e ilegalidades.
Los trabajos de Ángela hablan sobre sueños truncados, rotos, interrumpidos, nos muestran cómo se ha distorsionado la vida nacional para beneficio de los explotadores de siempre, quienes nos colocan los grilletes que les permiten manejar la sociedad de modo que parezca que somos libres, que vivimos bajo un régimen donde impera la justicia, donde a cada quien se le reconoce y respeta el derecho a vivir sin temor.

Esos trabajos nos señalan la necesidad de rescatar el respeto y el deseo de imitación de los grandes hombres del pasado, la seriedad, la honestidad, el estudio, el amor a la Patria.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas