Miedo bajo las nubes: historias de terror y lluvias en Las 800

Miedo bajo las nubes: historias de terror y lluvias en Las 800

Foto/Burgos

En la comunidad de Las 800, en Los Ríos, la tensión se palpa cada vez que el cielo se oscurece y el viento sopla con fuerza. Para los residentes, las lluvias de noviembre no solo traen agua, sino también recuerdos de pérdidas y una profunda ansiedad. Desde 2022, cuando las tormentas cobraron la vida de un vecino y destruyeron hogares, la vida en el sector ha cambiado.

Rosario Méndez señala hacia las edificaciones de segundo nivel y recuerda con angustia: “el agua pasaba por arriba de esas casas”. Reflexionando sobre la gravedad de las lluvias de 2022, comenta: “si eso hubiese sido después de las 10:00 de la noche aquí no había quedado nadie”.

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Los residentes de Las 800 piden a las autoridades que culminen los trabajos a la cañada. Foto/Burgos.

El 4 de noviembre de 2022 se acumularon 266 milímetros de lluvia, mientras que el 18 de noviembre de 2023 el nivel alcanzó los 431 milímetros. Ambas tormentas arrasaron con los bienes materiales de los residentes, obligándolos a abandonar sus hogares para buscar refugio en zonas más altas. “Esa fue la suerte, que se perdió lo material, pero las vidas humanas quedaron”, reflexiona Méndez, uno de los afectados.

Durante la emergencia, Méndez relató a periodistas del Hoy cómo el agua dentro de su hogar les llegaba hasta el cuello. “Dios nos dio la habilidad de salir afuera, yo me subí en los platos, aquí todo el mundo se subió a los platos”, recordó, evocando el instinto de supervivencia que los ayudó a enfrentarse a la furia de la inundación.

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Rosario Méndez/Foto, Burgos.

A pesar de las dificultades, Méndez reconoce que en esos momentos críticos las autoridades no los “desampararon”. Sin embargo, insiste en que se necesita terminar los trabajos de reparación en la cañada para evitar nuevas tragedias.

La tragedia no solo dejó cicatrices físicas en la comunidad, sino también una constante incertidumbre. Desde que se nubla el cielo, el temor se apodera de los vecinos. “Estamos inquietos”, confiesa Méndez, explicando cómo su esposa, ante la amenaza de lluvia, entra en pánico y comienza a recoger sus pertenencias. “La esposa mía, desde que está nublado, de una vez está desesperada, cargando, recogiendo lo que hay adentro de la casa… tenemos el miedo de que suba una creciente como esa”, comenta.

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Foto/Burgos.

Por su parte, Solido Moreta, otro residente, asegura que desde 2022 Las 800 ha quedado marcada. “Los daños materiales han sido bastantes y perdimos a una persona, a un ser querido, que eso no se compara con nada. Todavía hoy en día estamos recordando, no quisiéramos volver a vivir ese escenario”, afirma Moreta, quien posee una ferretería que sufrió grandes pérdidas el año pasado.

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Solido Moreta, presidente de la junta de vecinos. Foto/Burgos.

En caso de que se repitan lluvias de tal magnitud, él no descarta abandonar temporalmente su negocio y refugiarse en zonas más seguras. “Tenemos que salir porque no nos vamos dejar ahogar por lo material”, sentencia.

Con este temor latente, Moreta también hace un llamado a las autoridades para que concluyan los trabajos en la cañada. Margarita, otra vecina, comparte el mismo sentimiento de pérdida. “Esa agua del 4 de noviembre fue sorpresiva”, recuerda, y agrega con tristeza: “un compadre mío se fue por la caña, eso fue una pérdida muy lamentable, nunca lo dejaremos de recordar”.

Para los habitantes de Las 800, cada nube que asoma es un recordatorio de la fragilidad de sus vidas frente a la naturaleza y la necesidad urgente de que las autoridades prioricen la seguridad de su comunidad.

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