Historicidad en salud

Historicidad en salud

Fue en 1948 cuando la Organización Mundial de la Salud estableció el concepto de salud como la ausencia de enfermedades biológicas en el individuo. Ya para la década de los cincuenta lo redefinía como el estado completo de bienestar físico y social que tiene una persona. Se agregó el término Salud ambiental para referirse a los factores físicos, químicos y biológicos externos de una persona, a tomar en cuenta en la prevención de enfermedades y en la creación de ambientes propicios para el bienestar individual, familiar y colectivo. En la medida que se expande el conocimiento y se perfecciona la tecnología, de igual forma se amplía el espectro de renglones saludables, por lo que hoy se habla de salud bucodental, materna, reproductiva, sexual, infantil, geriátrica, escolar, del trabajo, mental y salud pública, entre otras.
No se porqué llegan a mi mente aquellos versos convertidos en canción por el prolífero y cultivado cerebro de Pablo Milanés, cual eco agradable del ayer, hoy y mañana: “El tiempo pasa,/ nos vamos poniendo viejos,/ el amor no lo reflejo, como ayer,/ en cada conversación,/ cada beso, cada abrazo,/ se impone siempre un pedazo de razón./ Pasan los años,/ y como cambia, lo que yo siento,/ lo que ayer era amor, / se va volviendo otro sentimiento…/ A todo dices que si,/ a nada digo que no,/ para poder construir,/ la tremenda armonía,/ que pone viejos los corazones”.
Con la venia de quien me lee, regreso al cronológico de la Organización Mundial de la Salud para agregar otro acápite: Salud dominicana. ¿A qué vendría esa aberración de adicionar una variante criolla? De inmediato paso a explicar la razón del aparente dislate. En el recién pasado siglo XX un notable médico, sociólogo y político nuestro llamado Juan Isidro Jiménez Grullón escribió un libro titulado “La República Dominicana Una Ficción”. El brillante intelectual al analizar la Era de Trujillo destaca las consecuencias de la monopolización económica con estas palabras: <<Reiteramos que desembocó en la esclavización de millares de familias campesinas y en un auge notorio del desempleo, con todas sus fatídicas consecuencias: desamparo, desnudez y hambre>>. Al final, resume la obra diciendo: <<Después de más de cuatro siglos de desarrollo histórico, la Colonia sigue viva. La República, en consecuencia, fue y continúa siendo una ficción. Pero dejará, tarde o temprano, de serlo…>>.
La salud sigue siendo una quimera para los ahora diez millones de almas quisqueyanas. Los esfuerzos independistas, restauradores y revolucionarios del nuevo milenio habrán de conducirnos a una redefinición del Estado con derecho al bienestar social colectivo. Asimilemos las experiencias de la Argentina, Brasil, Venezuela, Cuba, Haití, Centroamérica, Europa y el resto del mundo y construyamos nuestro propio modelo ajustado a la realidad histórico-social antillana.
Volvamos a Milanés: <<En cada conversación,/ cada beso, cada abrazo,/ se impone siempre un pedazo de temor,/ vamos viviendo,/ viendo las horas, que van muriendo,/ las viejas discusiones, se van perdiendo entre las razones>>.
Caminamos hacia el 2020: unos irán muriendo, otros habrán nacido, algunos seguirán sufriendo, en tanto que muchos continuarán viviendo con la esperanza de ese estado completo de bienestar físico y social.

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