Hochy Hochy

Hochy Hochy

EDGAR REYES TEJEDA
Le he escuchado a través del programa dominical El Sancocho por Rumba FM., de vez en cuando he seguido su trabajo en Friendo y Comiendo de Color Visión. Recién me he enterado que mantiene desde hace semanas una rutina de humor en un hotel de la capital.

Me refiero a Hochy Hochy, un inquieto y jovial humorista con quien compartí labores y camaradería en el desaparecido TELEMAX, canal 52, en los tiempos en que se perfilaba y bullía su talento, mezcla de memoria y gracia, que hoy se manifiesta maduro y madurando. Me complace oírlo siempre simpático, ocurrente y desenvuelto, y me atrevo a augurar que será un relevo digno y consistente de los buenos contadores de chistes que en el país hemos tenido.

SUBITO DESCUBRIMIENTO

Hace muchos años que Marivell Contreras me inició en el disfrute de la voz, las letras y la música de Jorge Drexler, el sensible, inteligente y hasta hace poco casi anodino cantautor uruguayo que desde hace pocas semanas la obtención del Oscar, convirtiera súbitamente en artista plural y colectivo.

Hasta hace un par de meses en nuestro país, apenas estas páginas de Espectáculos acogían el quehacer, la creación y los sentimientos de este excepcional cantante y compositor que actualmente podemos escuchar con cierta prolijidad en la radio dominicana.

Es preciso agradecer a las premiaciones Oscar y a la película Diario de Motocicleta, que nos regalara la vigencia y frecuencia del profundo y exquisito arte de Drexler. Ocurre a veces que hasta la estereotipada meca del cine comercial nos ofrece de tarde en tarde sorpresas tan singulares.

TRANSITANDO EL DIAL

En estos días Don Jacinto Gimbernard trató, con una profundidad y penetración reflexiva propias de su erudición, un asunto que me inquietaba. Se trata de los anuncios en que el Estado sugiere a los consumidores tomar una precaución que en buena lógica le corresponde al mismo gobierno; la de velar por que el dinero del Itebis llegue a las manos correctas.

Hace poco fui testigo, conmovido y maravillado de la estupenda Maestría de Ceremonia que a lo largo de un seminario de 8 horas realizó una chica llamada Wanda Genao.

Con sobria naturalidad, sin exceso de palabras ni efusión de rimbombancias, la hermosa chica presentó a funcionarios, ponentes y participantes, con claro conocimiento de causa de lo que es una maestra de ceremonias, una intermediaria sin protagonismos ni aspavientos entre los emisores y los receptores de la información.

El aspecto más especial de lo que les refiero, es que Wanda Genao es una persona sorda que se ha educado leyendo los labios de sus profesores. El Seminario a que aludo fue el de Discapacidad y Educación Superior, auspiciado por la UNESCO, APEC Y la SEESCyT.

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