Hogar Vida y Esperanza acogió niños con lesiones graves

<P>Hogar Vida y Esperanza acogió niños con lesiones graves</P>

De los 200 niños y adolescentes que fueron atendidos en el hogar Vida y Esperanza de la Iglesia Católica, 13 todavía se recuperan de lesiones graves, mientras otros esperan por cirugías reconstructivas. El director del hogar, el  sacerdote  Manuel Ruiz, dice que recibió apoyo y solidaridad de muchos lados.

De los 200 niños y adolescentes que fueron atendidos en el hogar Vida y Esperanza de la iglesia católica, 13 todavía se recuperan de lesiones graves, mientras otros esperan por cirugías reconstructivas.

Peter Stevenson, es un adolescente de 15 años, a quien las lesiones que le provocara la caída de una casa sobre  sus piernas llevó a la amputación de sus dos  extremidades inferiores.

“Agradezco a Dios y a los dominicanos porque estoy vivo”, dijo el adolescente. Deja claro que nunca ha sentido odio por este país, “eso es de las ciencias sociales”.

El muchachao  estudiaba en séptimo grado en Haití y  ahora desea ser médico para ayudar a los necesitados.

 Es uno de los 200 menores que se recuperaron en el centro Vida y Esperanza. Tiene sus dos  prótesis y espera que su madre pueda ir a Haití a buscar a su hermanita de 13 años para hacer aquí o en otra parte su vida.

Los recuerdos.  Stevenson recuerda con un dejo de tristeza aquella tarde del 12 de enero del 2010, cuando salió de la escuela Canadá y se quedó para hacer tareas en casa de unos amigos. Recuerda que estaba estudiando, cundo le cayó la casa encima y perdió el conocimiento.

Sus piernas estaban afectadas y su madre, una enfermera haitiana, emprendió un periplo por los centros Font Parisien, en Haití, General Melenciano en Jimaní, y Taiwán, en Azua para finalmente, llegar al hospital Darío Contreras en Santo Domingo, donde fue intervenido por médicos rusos y dominicanos.

El sacerdote  Manuel Ruiz,  todavía tiene bajo su responsabilidad a 13 de los 200 menores atendidos en el hogar.

“La gente se volcó en solidaridad, de todas partes nos llegaban pañales, ropa, comida, zapatos, leche y medicamentos”, dijo agradecido.

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