¡Hola, Chapulín!

¡Hola, Chapulín!

Eusebio Rivera Almodóvar

Defensor del pueblo retrotrae a la vecindad del Chapulín Colorado

El nombre chapulín surge de la palabra chapolín (saltamontes, langosta, esperanza) de la lengua náhuatl o nahua que hablan en Puebla, valle de México y Sierra Nevada (Ref.: Wiktionary.org) y con él se inmortalizó don Roberto Gómez Bolaños Chespirito) también conocido como El Chavo del Ocho, actor, libretista y director de una serie de comedias mexicanas, para todas las edades, famosas en el mundo de habla hispana.

¡Yo, el Chapulín colorado!… eran las palabras que usaba en sus repentinas apariciones el “súper héroe” que intentaba y casi nunca conseguía, resolver los problemas de su vecindad y parecería que Dios escuchó los ruegos del pueblo dominicano y ya tenemos un Chapulín, solo que se denomina defensor del pueblo, figura sobre la cual muchos pensamos que no tiene razón de existir y los más despistados preguntan ¿con qué se come eso? Copiado de algunos países que lo tienen como figura decorativa manteniendo una insulsa tradición.

Cuando teníamos verdaderos líderes y no, como ahora, simples dirigentes, oportunistas, corruptos y desvergonzados (salvo muy escasas excepciones que aún sobreviven al holocausto ético actual) a ninguno se le ocurrió proponer la creación de una Defensoría del Pueblo, porque ellos ponían sus vidas al servicio y defensa de los intereses de la ciudadanía y no tenían dudas de sus ideales y ahora elegimos presidentes, legisladores, alcaldes, jueces, fiscales que junto al llamado tren administrativo gubernamental, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional necesitan agregar un personaje (¡solo uno!) para defender al pueblo, degradando, ridiculizando y avergonzando cada uno de sus empleos pagados por toda la ciudadanía, como si no fuéramos una República, sino una pequeña vecindad como la del célebre Chapulín.

Cuando teníamos verdaderos líderes, a ninguno se le ocurrió proponer la creación de una Defensoría del Pueblo