Holguín señala consecuencias
desprestigio de los partidos

Holguín señala consecuencias <br/>desprestigio de los partidos

POR UBALDO GUZMAN MOLINA
El desprestigio de los partidos corre el riesgo de desacreditar la actividad política, lo que provoca la despolitización de la ciudadanía, consideró ayer  el politólogo Ramón Tejada Holguín.

Expresó que el desprestigio genera que se tenga cada vez más ciudadanos dominados por la apatía y el desencanto, dejando la política “a quienes saben como aprovecharse de los bienes públicos” o en manos de unos cuantos y sin supervisión.

Indicó que se deben buscar mecanismos de hacer los partidos más transparentes “y dejar de convertirnos en eternos quejitas que viven lamentando la corrupción partidaria, pero al final o votamos por algún partido o nos quedamos inmóviles”.

Cree que la despolitización de la gente es uno de los peligros que enfrenta toda democracia y contribuye a la corrupción en los partidos.

Sostiene que nada puede ayudar más a  la falta de transparencia que una ciudadanía desinteresada y apática.

Tejada Holguín dijo que los partidos se perciben como corruptos, pero que juegan un papel importante en la construcción de la democracia y no se puede prescindir de ellos.

El politólogo fue el ponente en el panel sobre “Los partidos políticos y la transparencia en la administración pública”, organizado y auspiciado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Participación Ciudadana, el Consejo Nacional de Reforma del Estado (CONARE) y el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

La presentación estuvo a cargo de Francisco Cueto, director de FLACSO, mientras Paulo Herrera Maluf se refirió a la metodología del panel.

Expresó que más que desprestigiar la política se necesita revalorarla e indicó que los partidos son un conjunto de agrupaciones para la articulación de los intereses colectivos de la ciudadanía y que cada agrupación se supone es portadora de una visión de cómo debe ser el orden social y cómo deben gestionarse los bienes públicos.

Sin embargo, dijo que cada vez más los partidos se alejan de esas funciones y ensayan formas de burlar a los votantes.

Cree que los partidos no son monstruos que actúan como seres perversos, sino que son hechuras claras de la ciudadanía de una nación.

Los comentarios a la ponencia de Tejada Holguín estuvieron a cargo de Ramón Ventura Camejo, director de la Oficina Nacional de Administración y Personal (ONAP) y Francisco Domínguez Brito, senador por Santiago.

Estuvieron presentes, además, Octavio Líster, director del Departamento de la Prevención de la Corrupción Administrativa; Roberto Obando Prestol, director del Instituto Nacional de Administración;  José Tomás Pérez, precandidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, entre otros.

En la expectativa del trabajo dentro de los partidos, dijo Tejada Holguín, hay un virus terrible que presiona al uso patrimonial de las instituciones que controlan.

Indicó que el clientelismo es un intercambio de apoyo por favores, lo que significa que los líderes reciben el respaldo de la militancia a cambio de favores.

Cree que el  uso patrimonial de los bienes públicos es una de las fuentes de la falta de transparencia en la gestión gubernamental.

A su juicio, el problema del financiamiento de los partidos y las campañas es quizá uno de los obstáculos más grandes que debe enfrentar la construcción de la transparencia en el país.

Sostuvo que quien tiene más dinero tendrá mayores probabilidades de ser elegido, lo que va en contra de la libertad de elección y hace que la participación política de la ciudadanía sea desigual.

Cree que uno de los correctivos necesarios para ayudar a que los partidos sean transparentes es la búsqueda del control del financiamiento.

El financiamiento público en el país, dijo, no es suficiente y no se maneja de forma transparente, mientras el financiamiento privado condiciona la acción de los políticos, hace que los legisladores legislen a favor de sus financiadores y los Presidentes elaboren propuestas a favor de quienes les han financiado.

Criticó que la capacidad del partido de gobierno para nombrar en el Estado es demasiado discrecional y el criterio usado no es la capacidad de la persona, sino la militancia partidaria.

Tejada Holguín consideró que la reelección no es perjudicial por sí misma y que puede ser un estímulo para que los Presidentes traten de hacer el mejor de los trabajos posibles.

Sin embargo, la reelección  es onerosa y perniciosa para el país, porque aquí no existe controles sobre el uso del erario en las actividades políticas, añadió.

 Consideró que la prohibición de la reelección no es la panacea, “ni un demiurgo creador de una nueva institucionalidad”.

Expresó que un partido en el gobierno podrá elegir un candidato distinto al Presidente.

En ese escenario, dijo, que cualquier candidato de un partido de gobierno y sus parciales dentro del tren gubernamental, congresional y municipal, tampoco resistirán la tentación del uso del erario para las campañas políticas.

Consideró que el clientelismo, que es lo que explica el apoyo al sistema de partidos, tiene límites muy grandes, porque es un respaldo que se sostiene mientras el partido pueda controlar recursos que le permitan responder a la clientela.

Vaticinó que si los partidos y sus liderazgos no cambian el rumbo se registrarán cambios y nacerán nuevos líderes y muchos de los actuales morirán de inanición política.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas