Hollande se arriesga a descontento en la izquierda con su nueva política económica

Hollande se arriesga a descontento en la izquierda con su nueva política económica

PARIS. El presidente socialista francés, François Hollande, se arriesga a un descontento en la izquierda con su nueva política económica, aplaudida por la patronal.   La prensa francesa no había dedicado tantos elogios al jefe del Estado desde hace tiempo como este miércoles. Ejercicio de «alto equilibrismo», según Le Parisien, presidente «liberado», según Libération.

Lo que resulta paradójico en momentos en que Hollande, cuya impopularidad bate récords en los sondeos, se encuentra en el centro de una tempestad mediático-política desde la revelación de su supuesta relación con la actriz Julie Gayet, de 41 años, 18 menos que él.

Durante casi tres horas, François Hollande explicó ante 500 periodistas sus proyectos de reformas con un tono de firmeza rara vez utilizado desde que asumió el cargo, en mayo de 2012, con la excepción de su defensa de una política militar agresiva en Malí, Centroáfrica y Siria.

El presidente, que no logra cumplir su promesa de invertir la curva del desempleo, anunció una reducción de 30.000 millones de euros en las cotizaciones de las empresas y un plan de ajustes de los gastos de la administración (Estado y colectividades locales) por 50.000 millones en tres años (2014-2017).

La reducción de las cotizaciones de las empresas se enmarca en un «pacto de responsabilidad» con el Estado. En contrapartida, las empresas deberán contratar un millón de personas. Este «pacto» fue presentado por Hollande como «el mayor compromiso social desde hace décadas».   Más allá de las medidas anunciadas, el presidente atravesó el «Rubicón» de la izquierda francesa al asumir una línea «socialdemócrata».

«Como siempre, los socialistas en el gobierno actúan con pragmatismo, pero nunca un presidente socialista o un socialista en el poder había asumido el hecho de que sea socialdemócrata», señala el politólogo Stéphane Rozes.

Esto puede sorprender en otras partes, dada la aceptación desde hace mucho tiempo en los países occidentales, particularmente en los europeos, de las ventajas de la socialdemocracia. Pero en Francia, donde la palabra socialdemócrata era hasta hace poco considerada un insulto por los militantes del Partido Socialista, se trata efectivamente de un giro.

Críticas de la izquierda radical «¿Soy social-demócrata? Sí, en el sentido de que este pacto de responsabilidad» es una acción de «compromiso social y, por tanto, socialdemócrata», dijo Hollande.   El presidente negó, en cambio, que le hubiera «ganado el liberalismo», como estimaron ciertos analistas, en razón de las medidas favorables a las empresas y saludadas por los grandes empresarios franceses.   «Es todo lo contrario, puesto que es el Estado el que toma la iniciativa y que actúa para que podamos reforzar nuestro pacto productivo», alegó el presidente, recordando que sin las empresas no hay «creación de empleo duradero».

El presidente de la asociación empresarial francesa Medef, Pierre Gattaz, saludó el miércoles «un discurso que va en la buena dirección». «Hay una toma de conciencia de la realidad en Francia», estimó Gattaz, que recientemente reconocía que la izquierda en el poder hace hoy lo que ningún otro gobierno había hecho antes.

En efecto, la derecha francesa oscilaba entre un tímido apoyo y una clara incomodidad, dado que entre los anuncios de Hollande figuran medidas que figuraban en el programa de Nicolas Sarkozy pero que éste nunca aplicó cuando estuvo en el poder, entre 2007 y 2012.   El exministro conservador Bruno Le Maire declaró que no considera «incómodo en absoluto» el discurso de Hollande favorable a las empresas.

El dirigente del partido de derecha UMP, Jean-François Copé, reconoció, por su parte, que «no se puede desaprobar» la orientación tomada por el jefe de Estado.   Al mismo tiempo, el dirigente de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, antaño compañero de lucha de François Hollande, criticó ásperamente las opciones del presidente. «Es el cambio de rumbo hacia la derecha más violento que yo haya visto por parte de un gobierno de izquierda desde Guy Mollet», jefe del gobierno en 1956 y símbolo para algunos en Francia de la renuncia de la izquierda a sus ideales.

Las medidas anunciadas por Hollande tampoco han dejado indiferentes a sus socios europeos. En Bruselas, la Comisión dijo que van «en la buena dirección» y el ministro alemán de Asuntos Exteriores aseguró que son «valientes».

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